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martes, 28 de enero de 2014

MARIPOSA EN MI SILENCIO

Te adivino
allá entre la bruma,
aleteando
con tus pasos apresurados
y tus pies pequeños,
coqueta.
imprudente,
provocadora de tormentas
a corazón abierto.

Estás en la punta norte
de mi universo,
ese que se clava
como piedra negra
en el centro de mi océano.

Volverás con tu vuelo
de mariposa
caprichosa,
impúdica bebedora
de polen dulce y tierno,
oculto en el envés
de los silencios.

Te apoderarás,
sin permiso,
de las palabras de un sortilegio
inscrito en mi cielo,
y las pronunciarás
con la avidez
de quien por primera vez
se asoma al abismo de los sueños..

(José M. Huete García. Octubre 2013)

D.A.R.
CURA DE DESINTÓXICACIÓN

Tanto tiempo crucificado
a ese tormento,
de las noches eternas
vacías de lunas y estrellas,
adormecidas
con dosis bien medidas
de alienantes pastillas.

Tanto navegarme
por el mas encrespado
de los abismos interiores
embelesado sin recato
por los cantos de sirena
de ese ejercito de salvación
de la culpa por bandera.

Tantos días sin sol
creyéndome mi propia sombra,
con ese depresivo
paso corto y apresurado,
que a la luz pone tejado,
y sentarse en tranquilo banco
castigo merecido.

No te extrañes
por tanto, amor,
si de esa ancha avenida
que es tu cariño,
no sé ni donde están sus aceras,
si en ese jardín de caricias
a veces no distingo cardos y azucenas.

Mas te prometo
con la férrea fe del converso,
que al sol de tu mirada
dejaré que mi corazón caliente,
y cuando el miedo vuelva
para poseer mis noches,
solo injeriré tus dosis de ternura.

(José M. Huete García. Octubre 2013)

D.A.R.

LA ANCIANA NIÑA MALA.

La busco por esas callejas
que perdieron el nombre,
y la luz de las farolas
es como un desteñido
negativo, donde las sombras
son tenues huellas
de no se sabe qué época..

Pregunto por ella
a algún contador
de borracheras
con aliento excesivo
y voz de caverna,
a algún chulo
que aún aparenta
glorias remilgadas
sobre botines reventados,
incluso algún
vecino descreído
de mi interés asexuado.

Les describo
a aquella niña mala,
anciana de soledades,
de sueños rotos
en amores baldíos,
de hambres, miserias
y noches al raso,
la que nunca pudo crecer
para ser mujer,
madre o amante.

La que prendió en su cabello
un clavel de plástico,
que el único vestido
lavado y relavado
para hacerlo provocativo
remangaba en su cintura,
la boca repintada
como una herida abierta,
y aquellos zapatos
de basurero,
remendados de cartón
y paciencia,
y que bajo la lluvia
se deshacían.

Todos la conocen
como Lola,
la puta vieja,
pero nadie tiene
noticias ciertas,
unos me dijeron
que murió de hambre
escarbando en la basura,
otros que de la enfermedad
de la vejez
sin remedio,
otros que en una borrachera
de vino barato
tras un desengaño,
otros que en una pelea
por un hueco abrigado
en noche de tormenta,
otros que a manos
de un chulo
que se sintió engañado
por unos centavos.

Seguro que alguna
será verdadera,
mas quisiera saber
si al menos hay
un cementerio
que sepa de ella,
si alguien la lloró,
si le dedicó
alguna oración
aunque fuera apresurada.

Y recordé aquellas
palabras que de soslayo
me dedicó,
cuando en mi buena fe
le pregunté
por qué no intentaba
vivir de otra manera:

-.Yo no vivo. mi niño,
   Yo muero cada día,
    nunca supe
    hacer otra cosa.

¡Y me vuelvo a quedar
con mi mala conciencia!

(José M. Huete García. Octubre 2013)

D.A.R.