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viernes, 7 de diciembre de 2012

ASOMADO A TU ABISMO INFINITO
(Nueva versión)

Nunca encontré el desvaído color de los días tristes
En la evanescente tonalidad de tu mirada,
Ni el apagado rescoldo de la memoria
Vestida con la ceniza de los sueños grises.

No encontré el áspero sabor del desierto en tu boca
Cuando pinté mis alas de primaveras,
Y en ella sacié mi hambre milenaria de inocencia,
Ni la soledad con que ahíta muere la mariposa.

No encontré en la infinita pradera de tu vientre
Rebosante del radiante esplendor de los tulipanes,
El enervante silencio del deseo acallado
Cuando un impío viento arrasa la hierba verde.

Sentí el efervescente vértigo de la belleza
Cuando asomado a tu infinito abismo,
Supe que había llegado el final de mi  tormento,
Cuando en tu  éxtasis brotó el grito libre de la certeza.

(José M. Huete García. Septiembre 2011)
DESDE EL LADO OSCURO DE LA LUNA

Qué pequeña es la distancia
Entre un adiós que lleno de dolor
Agoniza entre las palabras
Y esa pasión que al instante siguiente
Revive en el beso mas ardiente,
Como los rayos de sol
Cuando se hacen ramillete
De flores salvajes en tu vientre.

¡Qué dubitativa se hace la eternidad
Cuando ningún lucero
Lleva escrito nuestro nombre,
Cuando no hay espacio
Entre los nardos blancos
Para que entre ellos brote
El espinoso tallo de nuestro pecado!

¡No hay dique que contenga
A la pequeña gota de lluvia
Cuando se hace torrente!

Si hemos de morir en cada atardecer
Desnudemos los instantes
De reflejos de espejos falsos,
Desnudémonos hasta de la piel
Si ya no germinan en sus surcos
Flores nuevas entre los trigales,
Si se cegaron los girasoles
Y del lado oscuro de La Luna
Se hicieron adoradores.

¡Conteoss como eterno
Cada segundo
En que con un suspiro
Uno en el otro nos reconozcamos!

(José M. Huete García. Diciembre 2012)

jueves, 6 de diciembre de 2012

CUANDO TE FUISTE

Cuando te fuiste,
Sombra  en la noche agazapada,
Gastadas tus uñas de gata
De tanto abrir surcos en mi espalda,
Tu mirada escondida
Tras el negro telón de tus pestañas
El adiós amarrado en tu garganta,
Límpida tu piel sin mota de nostalgia,
Quedaron en mi boca
Mascullados entre dientes
Mil versos inacabados,
En mis sábanas mancilladas
Tu huella en una telaraña blanca,
Y en mis manos la frialdad
De un camposanto vacío
Y un epitafio de mármol.

Ahora, solo es verdad
La trémula vela que se apaga,
El aroma de la cera
Que me sabe como las lagrimas
Que cuando lloran por dentro
Saben tan amargas,
Un cigarrillo que expele
Volutas como suspiros
Y un recuerdo que se hace tan escueto
Que cuando con él
Me tapo el sentimiento
Queda al descubierto el pensamiento.

(José M. Huete García, Diciembre 2012)

miércoles, 5 de diciembre de 2012

DESDE MI SILENCIO
(De mi libro Passion-Ata. Nuev versión)

Cuando se remansa la tarde
En ese espejo aletargado
Donde los recuerdos pequeños
Son como  hojas secas
Desprendidas de los otoños
Teñidos del sopor de los marrones,
Se tornan pensativas las horas
Y te espero como siempre
Sentado en esa butaca de flores
Gastadas de tantas esperas,
Al tibio abrigo del ventanal
Contando los rayos de un sol triste
Que titubeante se despide.

Todo a mi alrededor
Envejece de repente
Con esa pátina que se agarra
A las horas no usadas
E interminables,
Y te pienso entre interrogantes,
Mientras abro un paréntesis
Entre la inocencia
Que tan fértil me entregaste
En ofrenda a un dos rebelde,
Y esta madia hora que falta
Hasta que llegues
Y en mis pupilas te enmarques
Con esa serenidad antigua
De la belleza de tus ojos,
Con esa tranquila mirada
Que se desliza desde tus estañas
Hasta la blancura incipiente
Que tiñe tus sienes.

O quizás, solo sea
Que te necesito tanto
Que cuando te vas cada día
Y en mis labios dejas posado
Ese beso de costumbre,
Con él me dejas
Con l sabor de la incerteza
De si volveré a verte
Tan erguida sobre tus certezas
Como antes.
Y recuerdo la palabras del poeta
Que dejó escrito
Que ya nunca seremos
Los que fuimos.

O quizás, solo sea
Que esta pequeña vida que me queda
Es un eterno letargo de los sentidos,
Y soy yo el que me necesito
Para seguir  necesitándote tanto,
Y no se cierre de repente
Ese paréntesis aún abierto,
Para dejar paso
Al silente caminar del olvido.

(José M. Huete García. Octubre 2011)
EL TIEMPO PERDIDO

Siento como se acorta la distancia entre los sueños y el ocaso,
Como se van apagando las luces de esta feria de la sonrisa catalogada
Y el desencanto.

Veo cada amanecer como el ibysco se abre insensato
Para su cópula cotidiana con ese rocío que con húmeda frialdad
Lo besará amoroso hasta quemar todos sus pétalos.

Oigo la mar como murmura palabras de sal y quejidos blancos,
Como una brisa acariciadora y de calida boca
En cada ola de placer sin remedio lo va acallando.

Saboreo con suicida fruición las miel que los recuerdos
Escogidos  con desespero en la caducidad de las huellas del asfalto
Me hacen creer que era hermoso lo que quedó en el pasado.

Ya no huelo  aromas frescos en el aliento del aire,
Ya se disipó el sudor del peregrino y sus harapos
Ahora se cobija pletórica su sombra bajo la fronda del árbol.

Voy palpando entre los pliegues escondidos de mi alma
Un dolor hecho de las hojas secas de mil otoños caducados
Del vuelo del gorrión que sin alas vivió atormentado.

En este tiempo en que se van perdiendo los pasos
Se que la única certeza es la ternura que me dieron tus brazos
La piel que manaban de nuestros sexos cuando morÍan en un espasmo.

(José M. Huete García. Diciembre 2012)

lunes, 3 de diciembre de 2012

¿POR QUÉ?

Amor,
Me preguntas por qué mirada
Lleva pendidas perlas negras
El llanto opaco de la tristeza
El rincón olvidado de las sombras,
Por qué mi boca solo te besa
Cuando se hacen mustias las palabras
Cuando en ella se avejenta
La soledad hasta hacerse grieta
Cuando saben amagas las cerezas,
Por qué mis manos cuando te acarician
Son trémulas brisas de incertezas
Son puños que en crisálidas se cierran
Son mariposas de alas muertas,
Por qué se descosieron los hilvanes
De los cauces de mi sangre
Manando manantiales de aguas fecales
Por ese costado donde para ti guardaba
Los restos vírgenes de mi inocencia.

Amor,
Has de saber que soy hijo
De un viento desnortado e ingrato
Y de un ave qué perdió su nombre
Cuando en una ráfaga de la nada
Sin aire se quedaron sus alas,
Que me parieron en ese maldito instante
En que el azar pone en la frente
La señal del perdedor innato
Has de saber que a ciegas fui creyente
De los que afirmaban prepotentes
Que era dueño de mi destino,
Que la fe y la esperanza
Florecen salvajes al borde de los caminos,
Has de saber que mi esencia
Es la del jugador compulsivo
Que una y otra vez todo lo perdí
En la última mano de la ganada partida,
Que solo me quedó esta desnudez desabrida,
Y esa desfachatez del tiempo que es la locura
Cuando amarte es robarle el miedo a la cordura.

(José M. Huete García. Diciembre 2012)
(El 9/5/2011. Acaba de hacer un año y medio. Se incendió mi domicilio en Madrid.
Lo perdí todo absolutamente.  Solo me quedó la ropa que llevaba puesta.
Desde entonces ha sido un continuo volver a nacer.
Escribí este poema poco después, pero la mayoría no lo conoceis. Por eso
Os lo traigo otra vez)

CUANDO SE APAGAN LAS LLAMAS
¡Como crujen los huesos.
Por dentro,
Cuando un instante de fuego
Arrasa tus sueños!

Cuando el cielo y La Tierra se juntan,
Y un viento espeso de desiertos
Te arrastra desnudo hasta la sima
Del vértigo.

¡Como se muere el alma…
De repente!

¿Será en ese montón de cenizas
Donde están los restos del niño,
Que construí castillos
Mas altos que las nubes?

¿Y la luz que iluminaba
El libro de los recuerdos.
Tiene el color de las cenizas
En un ignoto rincón del tiempo?

¿Y los aromas,
Y los sabores?
¿Y esa melodía de ritmo pausado,
 Que encendía las noches
En sus caderas…
A donde se fueron?

¡Donde podrán ahora
Cobijarse las certezas!

Y  tuvieron sabor a sal
De un mar seco
Las lágrimas que tallaron
La muerte en mi mirada,
Derramando en el vacío
Torrentes de la nada.

¡Y desde entonces
Ya no supe llorar!

¡Como se muere el alma
De repente…
Cuando la mata el espanto
De ya no poder morir
Poco a poco,
Y los sueños entre las llamas
Se petrificaron!

¡Como se muere el alma,
Tan de repente,
Qué inmenso el hueco que deja
Tras quinientas noches
De melancolía!

(José M. Huete, Septiembre 2011)

domingo, 2 de diciembre de 2012

EN EL VIENTO

Llega hasta mis aledaños
Muy cansado el viento,
Mientras en la madrugada
Apaciento dislocados sueños,
Reintegro al redil de mi silencio
Los lamentos de nostalgia,
Los gritos airados
Con que la soledad
Quiebra el cristal transparente
De la conciencia sublevada.

Trae enredado entre sus dedos
Todos los suspiros que vacían el alma,
Sus manos abiertas y manchadas
Por anaranjados filamentos de alba,
Carga en sus espaldas
La fugaz pesadumbre de la memoria
De tantas historias que brujulean
Entre el olvido y la distancia,
Trae entre sus abotargados párpados
Prendida, la mas agónica de las miradas.

Dejo que se recueste en mi ventana
Empañada del acre vaho que expele
La insondable disociación de mis palabras,
Anhelantes, entre la cordura de pensarte
Y la locura de tenerte.

(José M. Huete García. Diciembre 2012)