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viernes, 23 de noviembre de 2012

INQUIETUD

Que inquietante es la distancia
Que la soledad establece entre la forma cálida
De las manos entrelazadas
Y la fría apariencia del alma intubada,

Puede que sea solo un milímetro el que separa
La última caricia que como brisa dejaste
De la rotunda huella que seccionada
En los pliegues de la memoria se resguarda
Del  dolor titubeante que produce la nada.

¡Que aterradora se hace el alba
Cuando aún calzada de sombras penitentes
A la puerta desconsolad llama!

Que efímeros son los surcos de sal colmados
Que en el espejo ambivalente del mar se trazan,
A punta de estrella rutilante,
Que profunda se hunde la tímida luz de luna
Si una gaviota negra la cree pez de plata.

¡Hay dos sueños que nunca serán iguales,
El de mi nostalgia cuando en ti se recuesta,
Y el del alma cuando cree que de la eternidad despierta
Y con el acre sabor de la tierra entre los dientes
Sorprendida se despierta!

Tanta quietud en el  aroma del aire,
Tanta calma en el sabor del mara inerte,
Tanta espera por ver retoñar los claveles,
Cuanta inquietud en mi alma cuando siente
Que en mármol se petrifican sus caudales.

(Jose M. Huete García. Noviembre 2012)
PRISIONERO DE LA PALABRA
(De mi libro Passion-Ata. Nueva versión)

En ese instante supremo
En que la palabra se desprende
Del cálido vientre del silencio,
Para irrumpir en el implacable discurso
Del tiempo milimetrado y cierto,
Subvertir los ancestrales significados
Y cavar la pulcra tumba de la memoria,
Siento vértigo del infinito abismo
Que a mis improvisados pasos se abre,
Mientras voy saltando
De un paréntesis a otro
Donde se trocea lo inamovible y cierto.

Ya no sé si el cielo es solo un concepto
O el azulado ojo con que me observa el universo,
Ya no sé si la lluvia es una aproximación
Conceptual del líquido elemento
O son lagrimas abreviadas con que llora
Un infinito alfabeto que quedó olvidado
En el inicio de lo inexplicable e incierto.

Y mis veros son un titubeante alarde
De dudosa incongruencias,
Intentando escapar del descreído miedo
A la magnificencia del misterio,
De esta vida que mata como método
Cualquier depuración de la conciencia.

(José M. Huete García, Marzo 2011)
EL ÚLTIMO VERSO
(Nueva versión)

Me queda un verso suelto,
El que no se escribió en tu boca,
El beso perdido
Que se quedó sin estrofa,
Un afán que se hace efímero
Cuando en nostalgia se trastoca.

Se enreda entre mis dedos
Tejiendo palabras inocuas,
Perdió su vocación de oda
Para ser solo elegía
De un tiempo que se torna
Efímera memoria de la mariposa.

Retazo del último abrazo,
El de nuestra piel que ya no espera
Retoños de amapolas
En una nueva Primavera,
Que aunque se haga viento la brisa
Permanezca erguida la palmera.

Y junto a este recluido verso
Una brizna de tiempo implora
Convertirse en poema,
Antes que el destino lo arranque
Como mala hierba,
Antes que el verde trigo
Muera amarillo en la era.

(José M. Huete García, Noviembre 2010)

jueves, 22 de noviembre de 2012

A CORAZON ABIERTO, PARA TI

La calidez de tu mirada
Que enciende vida en mi alma,
La única que he de recorrer
Hasta que me alcance la calma.

La candidez que adivino
Cuando ami lado te cobijas.
Y escuchas atribulada
Tanta duda atrincherada.

La dulzura que impregna tu voz
Cuando reprochas mi impaciencia,
Porque siento que el tiempo se me atasca
En los engranajes de la desesperanza.

La tibieza de tus suspiros
Cuando con ellos me das a entender
Que sea cual sea el vuelo de mis alas
Nunca permitirás que se agrande la distancia.

La premura de tus manos
Cuando entre ellas me acoges con dulzura
Para que mi soledad encallecida de melancolía,
Por un instante de paz se sienta aplacada.

La franqueza del fuego que prende tu sexo
Cuando adivinas que es agonía de eternidad
Lo que estremece mi sentimiento
Cuando de mis ojos llueven lágrimas.

Por todo eso,
Y por todo lo demás que no alcanzo a expresar
Con una simples palabras bien enlazadas
Es por lo que sé que en ti mi vida comienza y acaba.

(José M. Huete García. Noviembre 2012)
NO ME ACOSTUMBRO
(De mi libro Passion-Ata. Nueva versión)

No me acostumbro,
Cuando te tengo
Y eres trémulo y apasionado
Latido de vida entre mis brazos,
A ese paso rápido,
Con que apremian los sentidos,
Y el deseo es un cazador furtivo.

No me acostumbro,
A ese sabor amargo
Que dejas entre mis labios,
Por beberte de un solo trago,
Sin dejar que tus besos
Se añejen tan despacio
Como lo hace en barrica el buen vino.

No me acostumbro,
A que cada caricia
Deje trazos de dolor tatuado,
Como un latigazo
Que el alma cruza de lado a lado,
Que sea dolorosa herida
Lo que anhelaba ser bálsamo.

Cuando te tenga entre mis brazos
No dejes que la pasión
Haga impaciencia los instantes.
No dejes que el deseo
Sea solo urgencia
Que impide madurar los frutos en el árbol.

¡Que si cuando nos amamos
Hemos de morir mientras tanto,
Para que anticipar el tiempo señalado!

(José M. Huete García. Enero 2012)

martes, 20 de noviembre de 2012

DOLOROSO RECORRIDO

Siento como a este tiempo sin sentido
Le sucede otro tiempo que va muriendo
Ahíto de memoria,
Repleto su equipaje de sentimientos
Adormecidos, vacíos,
Desgarrándose por los costados mal cosidos.

Ya no recuerdo el color del alba.
Ni el batir silencioso de las olas
Cuando a la playa una sirena arrojaban,
Ni la gota de rocío que sonreía
Adornando de perlas el terciopelo de las rosas,
Ni el lugar del horizonte donde te buscaba,

Es como un torrente desbordado de tristeza
Lo que sin control recorre mis venas,
Se hace río que arrastra los cantos rodados
De los instantes que pulió de aristas la nostalgia,
Y en un océano extenso y profundo como la melancolía
Van a morir las lágrimas salitres de tu ausencia.

Ya no me importa cuantas horas mueren cada día
Cuanta es el exacto peso en la balanza
De la sombra que sin permiso se aupó  a mis espaldas,
Ni cuantas hojas secas hollaron mis pisadas,
Ni cuan amplia es la grieta de mi alma
Por donde mortecina se me escapa la vida.

No hay nardos embelleciendo el mármol
De esa quietud del abismo hacia el que camino,
Ese que no cava impune el destino,
Porque sé que solo es exacto el espacio
Donde el tiempo guarda las andanzas
Hasta de la mas erguida rebeldía.

¡Qué largo se hace el camino
Cuando los sueños se quedan desnudos
Y ya no hay tiempo para retornar al inicio!

(José M. Huete García, Noviembre 2012)
LA MUERTE DEL VIEJO SAXO
(De mi libro Passion-Ata)

Cuando pronuncio tu nombre,
Es un tenue quejido que escapa
De este maniatado silencio
Que, sin ti, la soledad me impone,
Es un aleteo de suspiros
Que en mil cristales de plata rompe
La quebradiza bóveda de la noche.

Cuando pronuncio tu nombre,
Una mariposa pintada de arco iris
Me trae a la boca
El dulce sabor del néctar de las flores,
Por la comisura de mis labios
Se evapora para siempre
Ese desabrido regusto de arena
Que me deja tu ausencia.

Cuando pronuncio tu nombre,
Es una oración que invoca,
En ritual sagrado,
Que te hagas presencia
Cando mis dedos en el aire dibujan
La apasionada memoria
De la añorada piel que te contiene.

Y mientras, ahí,
En la mas recóndita esquina de mi alma,
Un coro de lágrimas negras
Entona por última vez
Ese triste cántico,
Ese trémulo lamento
Con que va muriendo el viejo saxo.

(José M. Huete García, Noviembre 2011)
LA ETERNA MEMORIA DE LAS COSAS
(De mi libo Passion-Ata)

Con el dorso de mi mano
Limpio de mi mejilla
Esa última lágrima que se escapa
Aturdida,
De ese mundo donde vive el arco iris,
Donde aún no pesaban las palabras,
Ni era expiatoria la conciencia,
Donde en la mirada
Brillaban destellos de inocencia.

Y giro mis ojos hacia dentro
Donde quedó guardada
La memoria de las cosas,
Y es ahí donde te encuentro
Entre la páginas de mi silencio,
Santo y seña que abre la puerta
De este camino incierto
Que recorro sin miedo,
Sin el vértigo del abismo
Porque estás conmigo.

Y me pregunto,
Si guardas entes labios
El pletórico sabor de las cerezas,
Si la brisa de la mañana
Cuando tus cabellos agita
Aún los impregna
Del aroma de los pinos,
Si al dibujarte con mis dedos
El trazo de tus contornos
Hallaré la huella de los colores.
Si en el extenuado reposo del éxtasis,
Cuando repose mi cabeza
En la caracola de tu vientre
Aún escucharé
El atávico bramido de los mares,

¡Es en la memoria de la cosas donde se esconde
El indescifrable acontecer de las eternidades!

(José M. Huete García. Enero 2012)

lunes, 19 de noviembre de 2012

UN UNIVERSO ENTERO

Es tu mirada el sucinto brillo del alba
Agazapando su estridencia tras la celosía de tus pestañas,
Es el rayo de piel naranja que quiebra
La inmadura espalda de las sombras que sin indulgencia
En el rasgar de una guitarra puntean lamentos de tu ausencia.

Es tu boca un festín de frutas maduradas al calor de soles
Perseverantes en la indecencia de acariciar con dedos de fuego
El húmedo resquicio por donde irreverente tu aliento
Asoma cargado de tu sabor de hembra de mieles candentes,
De la amargura de tantas impaciencias de palabras castradas.

Son tus pechos el ambivalente sueño que amamanta
Mi sed de esa primera inocencia que en ellos quedó prendida,
El voluptuosidad de esa borrachera de lascivia
Que en mis labios ávidos de sabor perenne de tu presencia
Se apropian hasta de la última gota de tu líquida esencia.

Es tu sexo el mas profundo de los abismos,
La profundidad abisal de la misma raíz de la tierra,
El surco que se abre impertérrito al recibir la germinal lluvia,
Con que gota a gota van derramándose primaveras,
Va entonando su último gemido el éxtasis que proclama la vida.

¡Como borrar del cielo esa luz eterna de las estrellas
Si la melancolía es esa reverencia que al escuchar tu nombre
Inclina al universo para que escribir en mi frente
El sagrado y perenne sacrificio del sentimiento!

(José M. Huete García. Noviembre 2012)
CALEIDOSCOPIO
(De mi libro Passion-Ata. Nueva versión)

Desde lo mas profundo de la negra garganta de la noche,
Estrechez donde se pergeña la aridez
Del purgatorio donde el sentimiento se hace miedo innoble
A los dolores impacientes de su parto…
Brota el aullido incontenible de ese lobo solitario que me habita
E implora a la taciturna mirada de La Luna
El motivo de que esa humedad tan quieta de tu ausencia
Enmohezca hasta las paredes mas blancas de mi alma
Con el mohoso sabor de la nostalgia.

¡Insensato!
Me grita una engreída luciérnaga
Mientras  pasea su iluminada audacia.

No hay respuesta para esa mano tibia que tantas veces
Intenta anidar en tus mejillas racimos de uvas verdes
Macerándose en el tibio tiempo de la ternura.

No hay respuesta para esa sangre enardecida
Que embriaga mi corazón de lujuria
Cuando las sombras enmarcan los bordes de tus turgencias de nacar,
Y el vacío intenta ser el manto que las cubre.

¡Nunca tuve la plenitud de tu aroma de hembra
Impregnando el revés de mi erguida espera,
Ni una mácula de tu fluir indeleble en los pliegues de mis sábanas!

¡Solo fuiste bruma encendida en el caleidoscopio de mi silencio,
Titilar tembloroso de una errabunda farola
Que se enciende y apaga en el tintineo de tus pisadas!

Quizás será que amarte es el preludio de una muerte anunciada!

(José M. Huete garcía, Diciembre 2011)